La ciencia está llena de conjeturas y de la misma manera en que al principio se consideraba que Tiahuanaku tenía 3.000 años y ahora se dice que tiene 20.000, también se dice que los petroglifos más antiguos tienen 7.000 y 9.000 años y también se dice que en las Américas los continuaron usando pueblos “atrasados”, hasta la llegada de la invasión Europea.
Sin ser romántica puedo asegurar que ningún invasor habla bien de sus pueblos sometidos. Mas bien le conviene y desea que sean “seres sin alma” o “atrasados” tecnológicamente, conceptos acuñados durante las épocas mas violentas de la ocupación y saqueo de esos pueblos, que por ser diferentes fueron considerados atrasados.
Mi homenaje ahora se presenta despojado de esos valores propios de la colonización.
Frente a estas piedras y sus figuras me siento como una niña que puede sorprenderse, admirarse y admirar a quienes desde hace milenios, dejaron en ellas las huellas de su paso y aprendizaje por estos lugares de las tierras tropicales, específicamente su paso por las tierras aledañas al Río Convento en Finca Sonador, en donde está ubicada la Cooperativa Longo Maï-Costa Rica. Me siento como una niña y dejo que la imaginación, la intuición y el código genético me hablen, me lleven de vuelta a ese regalo en piedra que me dejaron las y los ancestros míos. Dejo que le hablen a mi mente y a mi espíritu de niña, que le cuenten todos los secretos que solamente una niña puede comprender a través de líneas, espirales, círculos, cuadrados, puntos, animales, plantas, viajes chamánicos, etc., etc.. Escrito en piedra está para que pudiera llegar hasta mi y yo les traigo la esencia de mis piedras en lienzos y en papeles. para compartir ese regalo que de manera tan preciosa han resguardado los bosques tropicales del Sur de Costa Rica.